Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse
~ Nicolás Maquiavelo.
Te lo dije, este es mi alterador de la realidad, ahora estás condenado a oír un violín desafinado por la eternidad
Bueno estos son mis intentos de escritos
Si, la típica bienvenida se me hacia muy cliché, y para ser este un proyecto muy nuevo solo quería dejar unas palabras. Las ideas que tengo para la AGIAT son muchas, pero se irán subiendo por acá de forma paulatina; algunos serán bastante simples, otros con algo más de lore, etc. Igual, tengo que acabar todo lo que tengo previsto antes de octubre del 2023, y poner acá todas las ideas por lo menos hasta antes de julio de este mismo año (si no, para el criss del futuro, tienes que darle dos mejoras el servidor). Los que tengo hasta ahora son:
Titulo | Descripción | Estado |
Ushuaia, la ciudad del fin del mundo | Relato donde mostrará, de forma sutil, el comienzo de la vida pública de cierto pintor sudamericano, en este se vera su primer incidente con un objeto anómalo perteneciente a OTS-XXX quien meses después seria el OTS por el que la agencia se contactaría con él de manera ya oficial, además, servirá como base para el resto de cuestiones relativas | En construcción |
Ignacio Ponce de León | Pequeña entrevista donde, aquel pintor sudamericano del relato anterior, contará al entrevistador lo que sucedió cuando intentaron asegurar Ushuaia. Luego de este relato, Ignacio se volvería parte de la AGIAT; pero salta una pregunta ¿Por qué a él no le afectó la radiación híbrida, siendo él quien estuvo en mayor contacto con la pintura que desencadeno inicialmente el desastre? y también, ¿Por qué el investigador que lo entrevista presenta síntomas de haber sido afectado por la radiación, a pesar de que este nunca estuvo en contacto con ella? ¿Ignacio tiene algo que ver? | En construcción |
Mas o menos esas son mis ideas, aquí abajo se encuentran ya los escritos, continuaré subiendo algunos más a medida que vaya expandiendo este universo (aunque al principio comenzaré con cosas más bien simples y banales) espero no estén demasiado feos.
El día que yo cumplía 24 años, en un puerto de Marsella, un viejo capitán circunspecto y de contextura aovada me vaticinó un destino inesperado; “algo mágico”, fueron sus palabras.
Siendo honestos, eso me trajo sin cuidado. Durante años había sentido que, a falta de ambiciones en la vida, aquel vértice que le daría sentido a mi existencia iba a llegar con tientes inexplicables, más allá que ciertos acercamientos con el trabajo de mi padre, nunca me había inmiscuido tanto en asuntos mágicos; aunque pensaba que no tenía que ser una historia de ultratumba donde las leyes naturales se ponen a prueba, un suceso simbólico, por pequeño y olvidable que fuese, es una anécdota notable. Y, mientras esperaba el momento en cuestión, me desempeñaba como retratista en un parque colombiano.
Un par de años después, un adinerado crítico de arte me acogió como su protegido y me subió a un barco que me llevó a visitar muchos puertos de Sudamérica. Así, inicié un peregrinaje que me llevó 20 años. Me ganaba la vida pintando retratos, paisajes, y, en general, cualquier obra que cualquiera que tuviese unos cuantos duros me pidiese.
La creación de retratos es un oficio mal reconocido. Y no es una tarea fácil, aunque, en ciertos círculos, se la reconoce como menguante y de poco prestigio. En este trabajo, se tienen que dominar los colores, las perspectivas, el dibujo, la coordinación ojo-mano; también la interpretación de los gustos del cliente. Muchas veces, incluso, tienes que desaprovechar un exquisito lienzo tan solo por capricho del querellante. No obstante, con experiencia, después de una breve entrevista, puedes reconocer si estás ante un parroquiano de reconocido abolengo o ante un pelmazo que ensarta requisitos de lo más bastos
El año que determinó mi vida por completo fue el 1999, que me hallaba viviendo en Ushuaia2, “la ciudad del fin del mundo”. Trabajaba pintando murales, cuadritos, casas, diseñando portadas de libros, en una agencia de relativa importancia, luego de haberme rebajado a actuar como cartógrafo de ciertas zonas inexploradas de la cordillera. No pasaba nada excepcional en mi vida, y ya comenzaba a dudar de mí mismo. Hasta que tres meses después de aceptar el trabajo en la agencia, se me hizo llegar un encargo empaquetado por completo. “Completar con prontitud. Prohibida su reproducción”, rezaban las instrucciones del sobre manila. Es lo usual en todas partes: los coordinadores siempre andan a prisas, y esperan que uno también se apure cuando ellos han perdido el tiempo contrastando y sacándole el máximo jugo a la billetera del cliente.
Hojeé sin ganas las páginas de instrucciones y especificaciones del trabajo, esperando encontrarme con algún tedioso favor de temática irrisoria y objetivo estrafalario. Pero ocurrió algo extraordinario; desde las primeras páginas de aquella solicitud quedé sacudido. Era un mural de casi 50 metros de largo por 5 de alto. Por fin había llegado el momento de demostrar mi talento y sapiencia en el mundo del arte. Y, al tratarse de una casualidad jactada por, a mi parecer, los dioses, recordé lo que me dijera el capitán.
Me dirigí con prontitud al lugar donde se daría el encuentro con el cliente. Me encontraba frente a una exquisita pared, de tacto espectacular y de un color blanco tan pulido que llamaba a mis pinceles a ser uno con él.
Un par de minutos después, de una camioneta negra, bajaba un anciano de finas vestiduras con una expresión de paz en el rostro:
Viejo: Usted debe ser el pintor — exclamó el anciano con una voz calma, y extendiéndome la mano a modo de saludo — un placer conocerlo.
Pintor: El placer es todo mío — comenté, recibiéndole el saludo — ¿Comenzamos ya? — pregunté. He de admitir que me hallaba profundamente emocionado, pero no quería exteriorizar esa emoción.
V: Por favor — dijo el viejo, con una mirada pacífica, señalando la parte de atrás de su camioneta — la pintura está en la parte de atrás.
P: Eh, no creo que sea necesario. Según lo que vi en el formato…
V: Esas son tonterías y formalidades burocráticas — dijo, entre dificultosas risas — no tengo más tiempo y quiero que este mural sea mi última contribución a la comunidad. Por eso llamé con tan poca antelación a su agencia.
P: Perdón, yo, cuanto lo siento…
V: No, no. No se disculpe — el anciano comenzó a dirigirse a la parte de atrás de la camioneta — Por favor, tenemos que apurarnos.
Ayudé al señor a bajar los baldes y baldes de pinturas que tenía en su camioneta. Hasta cierto punto, me sorprendió que cupieran tantas en tan pequeño espacio. El anciano me dio unas últimas indicaciones y partió con rumbo desconocido encima de su camioneta.
El mural en cuestión sería sobre la Cordillera de los Andes. El anciano me comentó que quería resaltar la belleza del monumento insignia de la ciudad. Curiosamente, me pidió que pintara todo de colores excéntricos y llamativos
Comencé pues, a dibujar con mi carboncillo los 50 metros de pared que el viejo había dispuesto para la obra. Después de muchos años, este proceso consta de simples líneas guías y muy pocos detalles para empezar. Cuando abrí los baldes llenos de pintura con afán de emprenderme en el pintado propiamente dicho del mural, percibí un aroma particular. Algo que, en mis cerca de 47 años de mi vida, jamás había olido. El perfume de esas pinturas era algo delicioso (algo sumamente extraño, tratándose de pinturas 100% químicas). Me quedé embelesado durante un tiempo disfrutando el olor de aquellos químicos, hasta que por fin me decidí con dar comienzo a mi obra.
Me entretuve más de la cuenta repasando con delectación cada trazo, cada matiz y cada detalle. Cada pincelada, llamaba a la otra con naturalidad, engarzándose como en una gran joya de finos arabescos, y el mural avanzaba envolviéndome en su universo de maravilla. No estaba teniendo ninguna falla, de ninguna clase, ni siquiera alguna mácula irremediable del ambiente.
Yo avanzaba la creación del mural sin presentar ninguna falla. Cada trozo de pared pintaba la repasaba con un barniz que hacía resaltar aún más los colores de aquella pintura de aroma exquisito. Incluso, en alguna oportunidad donde una gota de esa pintura salpicó en mi cara, pude comprobar que tenía incluso sabor dulce. Hasta que, una vez terminada la obra unos días después, me dispuse a llamar al secretario del maestro que me había encargado la pintura. La sorpresa fue devastadora: el viejo, cuyo nombre era Baltazar, había sido encontrado muerto (aparentemente, suicidio) en una pequeña casa que tenía en la costa de la ciudad. Pensé que debía ser un descuido de la agencia no haberme notificado de lo ocurrido, no podía haber otra razón. Pero cuando pregunté, mayúscula fue mi sorpresa al enterarme que ellos tampoco habían sido notificados.
A pesar de la amarga sorpresa, recibí mi pago y contemplé por fin el festival de colores vivos que el mural desprendía. En una ocasión, incluso pude notar con el rabillo del ojo que tenía cierto brillo fosforescente. Pero ya estaba hecho. Eso fue todo. Eso fue… suficiente.
A 48 km del mural, una conversación en un muelle de Puerto Remolino entre dos taumaturgos se comienza a jactar.
Taumaturgo Primero: ¿Lo haz visto? Terminaron el maldito mural — exclamó uno de ellos, en tono preocupado.
Taumaturgo Segundo: Esta vez no pudimos hacer nada — suspiró el otro — mejor suerte la próxima. Comunicaré a la agencia que envíe un equipo, pero no creo que puedan hacer algo.
T1: ¿Qué les va a pasar? Digo, toda esa radiación va a comenzar a diseminarse y debe haber consecuencias ¿no? — exclamó el primero.
T2: A los niveles a los que estuvieron expuestos muchos humanos, incluidos el pintor, la radiación mágica severa de la pintura hace a las estructuras celulares pedazos — suspiró el segundo taumaturgo, mientras le daba un sorbo a la cerveza que tenía en una mano — Esta maldita radiación no es como la común que se crea luego de un hechizo lanzado por un principiante. Esos subversivos crearon un híbrido entre la radiación mágica y la ionizante. Con esta, al principio, la piel se ampolla, se vuelve roja, negra, azul, o verde. A esto, le sigue un periodo de latencia; los efectos inmediatos desaparecen, los pacientes parecen recuperarse, incluso sanos, pero no es así. Esto dura cuatro o cinco días.
T1: ¿Y luego?
T2: La médula ósea muere, el sistema inmune falla y comienza a generar un cáncer sumamente agresivo que luego crea mutaciones, desde más dientes, hasta que de golpe comiences a tener un par de cabezas extras completamente funcionales, pero podridas — dijo mientras le daba otro trago a la cerveza — el tejido blando y los órganos comienzan a descomponerse o a atacarse unos contra otros. Las arterias y las venas se abren como coladores y hasta se deshacen, hasta el punto que no puedes ni aplicarles morfina, ni conjurarles algún hechizo para el dolor que es — pausó, mirando hacia el suelo, frustrado — inimaginable. Luego, de una semana a un mes, pierdes la consciencia y te mueves meramente por instinto, pero nunca mueres.
T1: Carajo — maldijo el primero — ¿Y a nosotros? Seguimos relativamente cerca ¿no?
T2: El nivel al que estamos expuestos, no es tal para destruir a nuestras células. Pero es constante — el taumaturgo vio que no le quedaba cerveza, y rellenó su botella con un ligero movimiento de cabeza — lo que nos espera es que, en unos años, cáncer anómalo u anemia aplásica; ambos, letales, incluso para nosotros — el taumaturgo volteó a mirar a su compañero — todo por esa endemoniada radiación.
T1: Mierda — suspiró el primero — ¿Tú crees que ese jodido hechicero en verdad se haya suicidado? — comentó con un tono indignado.
T2: No, esos bastardos saben demasiados trucos — le dio un sorbo a su bebida — y esta ciudad no está preparada. Ninguna lo está.
T1: Entonces ¿ahora qué? Le fallamos a la agencia, le fallamos a la ciudad, nos fallamos, le fallamos a… — el taumaturgo comenzó a hiperventilarse.
T2: Hey, hey, tranquilo. Ya veremos qué hacer. Por ahora, tomate esta — dijo el taumaturgo mientras le entregaba la cerveza que llevaba ratos bebiendo — te calmará.
Unos kilómetros más allá, en la ciudad, comenzaba a arder el caos.
REGISTRO DE ENTREVISTA
Antecedentes: La ciudad de Ushuaia, completamente destruida por la "desintegración" de cualquier forma de vida en su superficie. Inicialmente se pensó que los responsables fueron una cúpula de terroristas con habilidades taumatúrgicas. Por ello se envió al Inv. en jefe ████████████ para entrevistar al único remanente de la ciudad, custodiado en un ambiente controlado dentro de un recinto de operaciones de la AGIAT, en Buenos Aires, Argentina, luego de ser trasladado de uno igual en Córdoba, Argentina.
Reclutado: Ignacio Prado Ponce de León
Entrevistador: ████████████
[INICIO DEL REGISTRO, 13 de febrero, 2000. A 8 km. de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, 9:32 a.m. Recinto propiedad de la Agencia Global de Investigación de Amenazas Taumatúrgicas. Ubicación exacta desconocida]
Entrevistador: Muy buenos días. Para el registro, audiencia del reclutado Ignacio Ponce de León Prado. Por favor, comenzamos cuando escuche el bip, ¿perfecto?
Reclutado: Claro, si así lo prefiere.
[BIP]
Entrevistador: Adjunto de la oficina de ████████████, enlace AGIAT. Reclutado de 47 años con ex-domicilio procesal en la Av. Maipú 899, Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina; con número telefónico (66)4036-5171, con código postal V9410. ¿Es correcto?
Reclutado: Me tienen realmente investigado, ¿no es así? Ustedes los cuellos blancos son realmente particulares en sus formas de hacer amigos…
Entrevistado: Por favor, confirme si la información proporcionada es correcta.
Reclutado: Sí, sí la es. O eso creo. Ahora me darán una nueva identidad y luego…
Entrevistado: Por favor, guardemos los modos. Comencemos pues con la entrevista. Hábleme por favor sobr-
Reclutado: ¿Recién comienza? Pensé que usted había mencionado un pip y no sé qué más. <Se escuchan unas leves risas de fondo>
Entrevistador: Estimado Ignacio; detrás de esa puerta hay 4 guardias entrenados y perfectamente equipados con tecnología mágica de punta, no hay ningún problema en llamarlos si usted no se muestra especialmente cooperativo. <Se escucha cómo el entrevistador se acomoda en la silla>
Reclutado: Hey, tranquilo hombrecito. Disculpe mi <Se oye cómo el reclutado se acomoda en su asiento> vulgaridad.
Entrevistador: Sigamos entonces <Se escuchan papeles acomodándose>. Vayamos directo al grano. Lo ocurrido en Ushuaia hace un par de meses, ¿puede contar lo que pasó, para el registro?
Reclutado: Es usted bastante profesional, agente. A su corta edad, tanta pantomima burocrática acabará por convertirlo en un cascajo inservible del sistema. <El reclutado emite tosidos>
Entrevistador: Comience, por favor. <Se oye el carraspeo del entrevistador>
Reclutado: <El reclutado suspira>
Entrevistador: ¿Se encuentra bien? Quiere que llam-
Reclutado: Se rompió cada regla que creíamos serviría para enfrentar esto. <El reclutado carraspea> Empujamos a la ciudad al borde de la destrucción. Después de investigar todos estos meses, realmente puedo entenderlo. Es más, ni siquiera tuve que indagar mucho para enterarme de todo esto, a los que enviaron eran tan torpes y estúpidos. Esa noche, incluso me lo dijeron con total libertad. Después de la ciudad entera fuese borrada, no me quedó de otra que indagar en la información pública que ustedes dan. <Silencio>
Ellos limpiaron la ciudad creyendo que sus procedimientos eran a prueba de fallos. El Z-5, un simple compuesto taumatúrgico para eliminar todo rastro de radiación mágica; pero en las condiciones que creamos, quiero creer, involuntariamente, no fue así.
Sus procedimientos y el Z-5 tuvieron un fallo fatal.
2:23:40, un grupo de “liquidadores” enviados por su agencia activan cada bomba de agua en la ciudad para esparcir más rápidamente el Z-5. Su objetivo era obvio. Personal tercerizado mal pagado decidió cumplir la tarea que tan ignorantes les habían encargado con toda la prontitud posible.
El agua totalmente mezclada con el compuesto se dispara por las calles de inmediato y corre por el suministro central del agua de la ciudad. En su composición, el Z-5 tiene grafito, lo que, según he visto, es el único elemento no mágico que reduce la reactividad de la radiación mágica severa, pero no la ionizante. Este hibrido entre dos tipos de radiaciones, reacciona casi de manera inversa y el grafito acelera la reactividad en lugar de pararla.
Entrevistador: ¿Por qué? Se nota que usted sabe incluso más que la misma Agencia.
Reclutado: ¿Por qué? <Silencio> Por lo mismo que no tenemos edificios de contención mágica alrededor, como en Europa; por lo mismo que no capacitamos correctamente en materia taumatúrgica a los que contratamos y los dejamos a su suerte; por lo mismo que somos el único continente que refrigera el Z-5 con agua y lo modera con grafito, con una Carga Tao negativa.
Porque es más barato
Entrevistador: <El entrevistador tose>
Reclutado: Lo primero que entró en contacto con esa radiación híbrida fue el grafito del Z-5. Al hacerlo, la reactividad que había ido aumentando, se disparó.
Hasta la última molécula de agua que habían rociado, el suministro central de agua de la ciudad y la propia humedad del lugar, instantáneamente se volvieron vapor contaminado con radiación híbrida, que se expandió y destrozó varias estructuras vegetales cercanas.
El resto de compuestos que detenían la reactividad no pudieron avanzar más en su labor. Tan solo el grafito se “atascó”, acelerando infinitamente la reacción.
A las 2:23:42, Yaroslav, uno de los liquidadores que se encontraban en la ciudad, miró a las tapas de alcantarillas alrededor del edificio de la central donde se hallaban enviando el Z-5 y vio lo imposible.
Esas tapas, que pesan más de 250 libras cada una, saltan de arriba abajo. Corre para advertir a la sala de control, pero no hay nada que se pueda hacer para detener lo que ya viene.
2:23:44 segundos, el vapor contaminado vuela las bombas de agua. No sabemos cuánto aumento el Número Taúmico, solo conocemos la lectura final. <Silencio>
El Z-5, diseñado para operar a 3 200 maghiones, superó los 33 000
<Silencio>
La presión que hay en todo el sistema de tuberías ya no se puede contener; por fin, hemos llegado.
2:23:45, explota cada una de las tapas de alcantarilla de la ciudad. Al instante que las tapas se desprenden del suelo, el oxígeno entra deprisa; se combina con el hidrogeno del vapor contaminado y con el grafito residual super caliente.
La cadena de desastre, ahora está completa
Nadie en la sala esa noche sabía que el Z-5 podía actuar como un detonador; no lo sabían, porque se les ocultó.
Entrevistador: Ignacio, está contradiciendo su testimonio en Córdoba.
Reclutado: Mi testimonio en Córdoba fue un engaño. Engañé al mundo.
No soy el único que lo mantuvo en secreto, hay muchos. Estábamos siguiendo órdenes, de la Agencia, del Comité Central; y justo ahora hay 16 equipos de liquidadores de la AGIAT que pueden cometer el mismo error fatal. Tres de ellos siguen funcionando a menos de 50 km de Ushuaia. <El reclutado alza la voz>
Entrevistador: Señor Ignacio, si usted pretende sugerir que La Agencia podría ser responsable de lo que pasó <El entrevistador vuelve a toser>, debo advertirle que está pisando terreno peligroso.
Reclutado: Ya he pisado terreno peligroso, estamos en terreno peligroso AHORA, por causa de nuestros secretos y nuestras mentiras; es prácticamente lo que nos define. Cuando la verdad ofende, solo mentimos y mentimos hasta que olvidamos que sigue ahí pero sí, sigue ahí
No sé quién dijo esto pero,
Cada mentira que decimos, te deja en deuda con la verdad. Y tarde o temprano la deuda es pagada.
Así es como una ciudad y sus habitantes se hunden en el caos: mentiras.
[FIN DEL REGISTRO, la entrevista continuó en una habitación contigua, insonorizada y sin grabaciones oficiales]
[INICIO DEL REGISTRO, la siguiente grabación, fue entregada por el Inv. Ignacio Ponce de León luego de 2 días de lo ocurrido, cuando la Agencia lo retuvo en el domicilio donde se hospedaba. Un lugar alejado del grueso de la ciudad]
Entrevistador: <Se oyen cómo unos papeles se acomodan> Ignacio Ponce de León Prado, hijo de Beltrán Ponce de León, director de Investigación Taumatúrgica de la AGIAT. ¿Sabe lo que su padre hacía ahí?
Reclutado: <El reclutado carraspea> Sí, ligeramente.
Entrevistador: Siendo estudiante de Bellas Artes, tomó una posición asistencial en ciertas investigaciones que su padre realizaba ¿no es cierto?
Reclutado: Usted ya sab-
Entrevistador: Solo conteste.
Reclutado: Sí.
Entrevistador: En el Instituto de Bellas Artes de Medellín, Colombia, fue secretario general estudiantil y trabajó de la mano con el director general. En ese puesto limitó las investigaciones de los estudiantes que se interesaban en la taumaturgia para sus obras y, en su lugar, les robaba y transfería la investigación a La Agencia.
Reclutado: <Silencio> Sí.
Entrevistador: Para ganarse el favor de la AGIAT <Se escuchan papeles doblándose>. Es de los nuestros, Ponce de León. Puedo hacer lo que yo quiera con usted, pero lo que más quiero es que sepa lo que yo sé; usted no es valiente, ni es un héroe. Es solo un moribundo que perdió la compostura <El entrevistador tose>
Reclutado: Yo sé quién soy, y sé lo que he hecho. En un mundo justo me desaparecerían por mis mentiras pero no por esto, no por la verdad.
Entrevistador: Los científicos <Silencio> y su idiota obsesión con las razones. CUANDO EL HECHIZO DESINTEGRE SUS CELULAS, ¿QUÉ VA A IMPORTAR EL PORQUÉ?
Reclutado: <Silencio>
Entrevistador: Nadie lo va a desaparecer, Ponce de León. La Agencia entera lo vio en Córdoba, sería vergonzoso liquidarlo ahora, ¿Y por qué? Su testimonio de hoy no va a ser aceptado por La Agencia y no va a llegar a los oídos de nadie. Jamás pasó.
No, va a vivir, el tiempo que le quede, pero no como investigador, eso se acabó. Conservará su título y la pocilga en aislamiento que La Agencia le dio estos meses. Pero no sus relaciones, ni su reputación, ni los amigos; nadie hablará con usted, nadie lo escuchará.
Más hombres, menos hombres, recibirán el crédito por cosas que usted hizo. Su legado ahora es el de ellos. Vivirá lo suficiente para saberlo.
Reclutado: ¿Y qué si hablo?
Entrevistador: Por qué preocuparse por algo que no va a pas- <Se oye como el investigador tose de forma agresiva> no va a pasar <Se oyen arcadas y luego vómito>
Reclutado: Mierda, mierda. Esta vomitando sangre. ¡HEY, AYUDA! <Se oyen golpes a la puerta> Carajo, me tengo que llevar est-
[FIN DEL REGISTRO]
Autor/a: D-Stanley
Fuente: https://search.creativecommons.org