Por la vía láctea hasta tí
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El pasajero veía por la ventana, afuera había un negro profundo cubierto de manchas coloridas y puntos brillantes que pensó seguramente llevaban vida consigo; como siempre meditó sobre toda la profundidad del cosmos y volvió su mirada hacia dentro del vagón. A su lado en el largo asiento de plástico azul había un alto ser semi humanoide con la apariencia de una babosa de mar, parecía tranquilo y gozaba de buena lectura, el pasajero miró el libro y en la portada ponía el título «100 recetas con carne humana». El pasajero no intentó siquiera hablar con él, miró a un lado y vió pasar a un trabajador del tren.

—Disculpe señor, aún queda mucho para Alfa Ressi Alcaliza?

—Si seguimos por la ruta actual, llegaremos en al menos 40 lustros después de la quinta enana blanca.

—No es tanto, de acuerdo gracias.

—Va a visitar a algún ser querido en la estrella?

—Algo así, de hecho… mi ser querido es la estrella.

Volvió a su asiento mientras el trabajador continuaba su recorrido vagones adelante. Abrió su maleta sacando un pequeño diario blanco en el cual escribió:

Fuimos hechos para el viaje; estoy a bordo del amor, el embarque. A ambos extremos del universo susurramos nuestros nombres, que por un segundo me dió el valor de ser todos los hombres. Aclamamos el encuentro; mi huída es un secuestro. Si pudiera imaginarte como una persona, mi alma y mis venas serían tu corona. Como a una diosa de gases y metales ardiendo en la lejanía, pensé en ti, mi epifanía. Viéndote con brillo en los ojos desde la amplitud de mi mundo, los años luz eran ruta de ardor agudo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una mujer morena, vestida con lo que parecía una armadura plateada y un uniforme militar de alto rango debajo que entró a paso veloz por la puerta del vagón que conectaba con el anterior, llevaba un bolso de piel del cual sacó un gis blanco que enseguida utilizó para dibujar un círculo alquímico a mitad del pasillo, atrayendo las miradas extrañadas de todos a su alrededor

—Pasajeros, mi nombre es Liza Coronel, estoy aquí para invitarlos a mi cruzada, soy parte de un grupo de reconocimiento enviado por la Fundación Cereolla para el Florecimiento de las Razas, buscamos a cualquiera que haya caído aquí sin consentimiento o de manera desconocida y tenga el deseo de volver a su tierra, si alguno de ustedes cumple con éstas condiciones o simplemente quiere salir del tren bala… Sígame.

Se quedaron en silencio, algunos la ignoraron y otros negaban con la cabeza gentilmente como agradeciendo el gesto

—»¿Es en serio lo que dice? Yo tardé 5 años solo para encontrar la manera de hallar el tren y otros 3 para conseguir mi boleto. —Se dijo a si mismo en silencio, tratando de entender cómo algo así podía suceder, estaba confundido y a la vez algo molesto

Lo último que quería hacer era bajar del tren pero aún así la curiosidad de saber ¿Porqué alguien quisiera salir y de hecho como logró entrar? le hizo levantar la mano. No necesitó esperar mucho, al instante la mujer se acercó a él con una sonrisa enorme y tomándolo de la mano le ayudó a levantarse como si se tratase de una princesa

—No temas más, pronto todos saldremos de aquí devuelta a nuestras vidas. Acompáñame pasajero.

Sin gestionar palabra asintió y a un paso más veloz del que estaba acostumbrado siguió a la mujer con su maleta detrás de el

De Aeropuerto a puerto, de parada a estación; cada vez más cerca de alcanzar tu corazón. No puedo esperar más las ganas de saber, que también me esperas y ninguno querrá volver.

(Aquí recorre 7 vagones, todos diferentes y con una estetica única junto a Liza y se separan cuando llega a un vagón con pasajeros accidentales. Con 3 poemas para la estrella)


El siguiente vagón estaba formado por tiendas y restaurantes pequeños, y justo en el centro todos los asientos reunidos de tal forma que parecían las bancas de una plaza. Una joven con cuatro pares de ojos amarillos vestida con cuero y seda negra se ofreció a mostrarle el lugar, parecía mucho mas grande que otros vagones en el tren, contaba con tres pisos y un pasillo de casi 20 metros de largo

—¡Hola! ¿acabas de llegar? soy Lullaby, puedes decirme Lully.

(Aquí recorre tres vagones útiles para la "sociedad" dentro del tren con Lully. Un solo poema para la estrella)

Bajó del tren junto a Lully. La parada era una pequeña luna en el vacío, sin planeta en el que orbitar y sin una estrella que observar. Sus ojos se cruzaron con los de su acompañante y ambos casi derrotados se sentaron uno al lado del otro

(Aquí descubre que Liza es la estrella, vuelve al tren y llegan a la parada de Lully)

—¡Es aquí! Es mi paradaaaaa.

La chica corrió por el pasillo y el pasajero detrás de ella hasta llegar a una de las puertas que se deslizó dejando ver el exterior, justo debajo de ellos se encontraba semejante a una ballena de dimensiones extraordinarias la presencia de la gran nube tóxica, resplandecía mas que las estrellas y reflejaba todos los colores del universo

—Es… Más hermoso de lo que nunca imaginé ¿no te lo parece? —Soltó unas cuantas lágrimas acercándose al vacío frente a ella, se sujetó del barandal y se giró a su acompañante —Hora de la despedida… Ya sabemos cómo es.

—Felicidades Lully, hasta siempre.

—Hasta siempre.

Se volvió a la salida y contó hasta dos, antes de que detrás de ellos aparecieran siete miembros de la Hermandad de Esuriens, el mayor de ellos, un hombre rubio algo bronceado alzó la voz

—¡Lullaby, detente! El poderoso no quiere ésto, si entras ahora tu alma no lo soportará, debemos esperar pacientemente hasta que él llegue a su multitud… A nosotros… Porfavor vuelve a casa.

Ella no reaccionó y no hubo respuesta

Yo seguí a la estrella más voraz, nunca me llevó tan lejos. ¿Para qué creer en el azar? yo nací para ésto. —Cantó Lully antes de soltarse del barandal y dejarse caer sobre el cuerpo nebuloso de la entidad cósmica

(Aquí vuelve con Liza. Un último poema largo ahora para una mujer no especificada)

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